PLAYAS DEL PACIFICO: NAYARIT, SAYULITAS, PUERTO VALLARTA
- Aranzazu Sánchez
- 15 may 2015
- 2 Min. de lectura

El día 8 de Abril empezó mi viaje hacia las playas de Nayarit, uno de los lugares más maravillosos en los que jamás he estado. El principal reclamo de ir a esa zona de playa, a parte por su atractivo intrínseco y natural, es que allí se encuentran las islas Marietas, unas islas que últimamente estaban circulando mucho por las redes sociales debido a la gran belleza que tiene el lugar. Se trata de un grupo de tres islas que tienen playas ocultas dentro de ellas y que no se puede acceder a parte de nadando a ninguna de ellas. Es un destino turístico muy popular, ya no solo por la encanto que tienen en sí las islas sino que se encuentran en muy buen estado ya que están protegidas de caza y pesca por el gobierno mexicano lo que hace que su atractivo siga en potencia y no se dañe con el tiempo por culpa del ser humano ya que se trata de una maravilla de la naturaleza.
La playa más famosa es la conocida como playa escondida o Playa oculta, es una playa que se encuentra debajo de un gran agujero por el que entra la luz del sol y tiene arena para poder sentarte y observar el bonito paisaje. Para acceder a ella hace falta nadar por un túnel que conecta el mar abierto con la playa escondida.
Además de hacer el tour por las islas Marietas pude recorrer un poquito la costa de Nayarit, visitando las playas de punta de mita y comiendo marisco recién pescado, Sayulitas con sus fantásticas playas llenas de gente de todo tipo y de sus fantásticas calles llenas de color y magia, la última noche fuimos a puerto Vallarta a disfrutar de la música y el ambiente joven que ofrecía este lugar durante la noche.
Ha sido un viaje muy relajante y sobre todo muy enriquecedor, he sentido el estar de nuevo en un sitio que conocía, puesto que donde nosotras vivimos la playa se encuentra a escasos 30 minutos de la ciudad, y que aquí para poder llegar a la playa debes estar más de 12 horas viajando en autobús. Conocer el pacifico y su hermoso paisaje lleno de palmeras, puestos ambulantes de piñas y cocos, al igual que pequeños establecimientos en los cuales puedes comer pescado fresco recién agarrado del mar es una sensación más que de paz y tranquilidad, es sentirte vivo y sentirte parte de la naturaleza. Lo que más me ha gustado de estos lugares es que a pesar de la explotación que se lleva a cabo por el ser humano, construcciones y demás, se encuentran en gran armonía con el ambiente que les rodea, no destruyen, sino que forman parte de ese ecosistema tan natural y caótico a la vez donde las
plantas, palmeras, árboles y demás crecen en el lugar que se preste.
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